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Este es uno de esos momentos en que mi cabeza hace un click, algo se quiebra dentro mío y me lo hace notar de alguna manera, las emociones dispersas parecen alinearse a pensamientos bulliciosos y alguna que otra proyección, lo que abre una especie de puerta que deja entrever un camino esbozado en mi mente, en mis ojos empañados, sobre este suelo que resulta tan ajeno. Acá estoy, con ganas de desenredar ese lío de cables en que se han transformado mis pensamientos, y muchas más ganas de arrancar mis pies de este suelo y salir a recorrer lo desconocido como una línea recta dibujada con el más fuerte de los trazos.Me aterra lo veloz y poco compasivo que es el tiempo, me asusta llegar a ensordecer y no poder oír esos signos dentro mío que insisten en un cambio, una despedida y la atractiva incertidumbre de tener lo desconocido por delante. Acá estoy, con un sueño que no tiene que ver con dormir, con un gran anhelo de desapego, de crecer. Sobre todo de crecer. De saber decir basta y tener el coraje de poner un punto final en vez de incontables puntos suspensivos, de sacar la energía puesta en alguien y trasladarla a algo .Con ganas de respirar otro aire y explotar los sentidos con nuevas extrañezas. Y que los deseos de ser no sean meros deseos."Los recuerdos cambian con el tiempo", supongo que no se añoran tanto si generamos recuerdos nuevos. Aquí están mis ganas de nuevos recuerdos, entre mis manos, en el desorden de mi pelo, en el espacio entre mis ojos, en estas letras garabateadas que esperan pronto ser solo un absurdo papelito arrugado en un suelo ya no ajeno.