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A la gente le gusta decir "se te fue el tren". No creo que haya un solo tren. O mejor dicho sí, pero uno está subido desde que nace. No hay chance de subirse al tren, es el que te tocó, por destino. Lo que no hay que perder de vista, es que a veces dos trenes que van a distinto rumbo, recorren un tramo como hermanos, uno al lado del otro. Y ahí es cuando no hay que perder la posibilidad, ahí es cuando hay que actuar, ahí es cuando hay que acercarse al chofer e insistirle en que abra las puertas a pesar de que el tren esté andando. Hay que hacerle señas al otro chofer, decirle que también lo haga (hay distintos métodos para convencerlo, primeramente hay que tener una gran voluntad), y tener CORAJE y pegar el salto. Ese salto en el que podés llegar al otro tren gracias al brazo de un pasajero, ese salto en el que alguien de tu tren puede agarrarte y no dejarte ir, ese salto en el que podés llegar por tus propios medios, ese salto en el que alguien de tu tren puede empujarte por tu miedo a saltar, ese salto en el que podés caer a la nada. En las vías, juro que si que no estás en ningún tren, estás en la nada. No tenés rumbo, te arrepentís de haber pegado ese estúpido salto, sin duda en el tren primero estabas mejor que ahora, en la nada misma. Ésa es la única posibilidad que uno tiene de no estar sobre ningún tren. Pero, tal vez por ahí pase otro tren, algún día, y hay que esperarlo preparado para ahora sí dar un buen salto.