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Usando la cabeza para miles de cosas menos para pensar, o sí, para pensar... ¿Pero cómo saber si lo que pensás es lo que está bien? O que, al menos te deje una garantía de que no te vas a equivocar? Qué ironía, si fuera todo tan fácil la vida no sería tan difícil. Pero, ¿la vida es difícil o nosotros somos los que la hacemos difícil? Claro que algo de complejo tiene. La vida no es un juego de computadora en el que vas pasando los niveles y cuando llegás al final salís ganador de todo, inclusive con bonus que te dan más puntaje. La vida cuesta. Y cuesta mucho.
Nadie te regala vidas y sólo si uno tiene suerte, obtiene segundas oportunidades para atravesar esas situaciones que tanto cuestan. En la vida luchás, peleás, dejás todo o nada.
Aunque, contradiciéndome un poco , muchas veces nos molestamos y le adjudicamos a la vida más problemas de los que hay en realidad. Quién sabe por qué, quizás por el simple de hecho de que nos cuesta ver la vida de otra manera, nos cuesta creer en ella, creer en las posibilidades. Lo admito: es difícil confiar en la vida, y por no decir imposible, estar 100 por ciento seguros de que no nos vamos a equivocar. Y al final qué pasa? Nos equivocamos una y otra vez, nos envolvemos en un nudo que no se desata más, entramos en túneles de los cuales nos cuesta salir... Pero al fin y al cabo, eso es justamente lo que forma parte de nuestra vida, no? Lo que queda es, al menos intentar, sacar esa negatividad (que raro que yo lo diga) y arriesgarse. Arriesgarse a todo o nada. Aunque sepas que nadie te va a estar esperando para avisarte que pasaste al próximo nivel.

BURBUJA, BOMBON Y MORCI (L